Traducción:
Del Imam Al-Husain (P), refiriéndose a la prescripción de ordenar el bien y prohibir el mal: “¡Oh gente! Reflexionad con lo que Dios amonesta a sus íntimos, al reprobar a los rabinos, al decir: «¿Por qué los sabios en la ley divina y los rabinos no les prohibieron proferir lo que es pecado? » (Al-Mâ’idah; 5: 63), y al decir: «Quienes descreyeron de entre los hijos de Israel fueron maldecidos por boca de David y de Jesús hijo de María; ello porque fueron desobedientes y transgresores * No se prohibían mutuamente lo execrable que cometían. ¡Qué mal es lo que halcyon! » (Al-Mâ’idah; 5: 78-79). Por cierto, que Dios sólo les reprochó ello porque observaban lo execrable y la corrupción de los tiranos que se encontraban entre ellos, y no se los prohibían, por anhelar lo que obtenían de los mismos y por temor a (perder) aquello de lo que se precavían, siendo que Dios dice: «Y no temáis a la gente, mas temedme a Mí» (Al-Baqarah; 2: 150); y también dice: «Y los creyentes y las creyentes, son protectores entre sí; ordenan el bien y prohíben el mal» (At-Tawbah; 9: 71).
Así, Dios comenzó por disponer el hecho de ordenar el bien y prohibir el mal como Su primera prescripción, por saber que cuando la misma se cumple y establece, se constituyen todas las demás prescripciones tanto las ligeras como las arduas; ello es así porque la acción de ordenar el bien y prohibir el mal es una exhortación hacia el Islam y a repeler las injusticias, oponerse al tirano, repartir (equitativamente) las ganancias públicas y los botines de guerra, y tomar el diezmo (zakât) de donde se debe y disponerlo donde corresponde.
Luego, vosotros ¡oh grupo constituido! Grupo célebre por el conocimiento, que es evocado mediante lo bueno, conocido por el buen consejo, que es por Dios que es visto con dignidad por las almas de la gente, el noble os reverencia, el débil os honra, os antepone aquel sobre el cual no tenéis dominio ni habéis favorecido (de algún modo); intercedéis por las necesidades cuando los que las requieren se ven privados de ellas; andáis por el camino con el porte de los reyes y la nobleza de los grandes (hombres). ¿Acaso no es así que todo ello lo obtuvisteis por lo que se espera de vosotros de establecer la Verdad de Dios, a pesar de que sois negligentes respecto a la mayoría de Su Verdad? Menospreciasteis el derecho de los Imames; en cuanto al derecho de los débiles, lo menoscabasteis, y en cuanto a vuestro pretendido derecho, lo requeristeis. No cedisteis bienes, ni expusisteis al peligro de vuestras almas por Aquel que las creó, ni os enfrentasteis con tribu alguna por la causa de Dios ¡pero deseáis de Dios Su Paraíso, la vecindad con Sus profetas y la seguridad respecto a Su castigo!
Temo por vosotros ¡oh vosotros que deseáis todo ello de Dios! que os sobrevenga uno de Sus castigos, puesto que es mediante la generosidad de Dios que obtuvisteis la posición por la que habéis sido antepuestos, siendo que no honráis a quien es conocido por Dios, ¡siendo que vosotros mismos sois honrados por Dios entre Sus siervos! Advertís que los pactos de Dios son quebrantados y no os alarmáis, ¡siendo que os alarmáis por algunos pactos de vuestros ancestros, y mientras que el pacto (la wilâiah) del Mensajero de Dios (BP) es vapuleado! Los ciegos, los mudos y los enfermos crónicos son desatendidos en las ciudades y de ellos no os compadecéis, ni actuáis acorde a vuestra posición, ni ayudáis a quien actúa según ello, ¡y mediante halagos y adulaciones a los tiranos obtenéis su salvaguardia!
Todo ello es de entre lo que Dios os ha ordenado que prohibáis (a los demás) y (que vosotros mismos) os abstengáis, ¡mientras que sois desatentos al respecto!
Vosotros sois los de mayor aflicción entre la gente a causa de que conquistasteis las posiciones de sabios, ¡si lo supierais! Ello es así porque los cursos de los asuntos y las normas se encuentran en manos de los sabios en Dios, los depositarios de Sus (cuestiones) lícitas y Sus prohibiciones. Así, vosotros sois los despojados de tal posición, ¡y no fuisteis despojados de ello sino por haber descuidado la Verdad y por vuestra discrepancia en la tradición (del Profeta) luego de (haberos llegado) las evidencias claras!
Si hubierais sido pacientes ante las contrariedades y hubierais soportado la carga por la causa de Dios, por vosotros llegarían los asuntos de Dios, de vosotros surgirían y a vosotros volverían; pero consolidasteis a los tiranos en vuestra posición, y cedisteis los asuntos de Dios en sus manos, y éstos obran sobre la base de lo dudoso y marchan según sus pasiones mundanas. Lo que los invistió de autoridad fue vuestro afán de escapar de la muerte y vuestra fascinación por la vida, la cual (finalmente) dejaréis. Entregasteis a los débiles en sus manos; de esa manera, en medio de los esclavizados y subyugados y entre los oprimidos abatidos en lo referente a su sustento diario, trastocan todo en el reino según sus criterios; se atavían con la degradación a causa de sus pasiones mundanas, imitando a los ruines y mostrando osadía al (Único) Avasallador; y en cada región tienen un orador que profiere falacias en su púlpito.
La tierra está sometida a ellos, sus manos extendidas sobre toda la misma, y la gente se encuentra a su servicio. No repelen las manos del ambicioso, y así, entre un arrogante y contumaz, y un autoritario cruel para con los débiles, se encuentra aquel cuya orden es acatada y que no conoce al Originador y Retornador.
¡Qué asombroso! ¿Y cómo no habría de asombrarme siendo que la tierra se encuentra en manos de quien es engañador usurpador, y extorsionador déspota, gobernante sobre los creyentes que no se apiada de ellos? ¡En verdad que Dios es Quien juzga en lo que disputamos, y el Juez mediante su juicio en aquello que discutimos!
¡Dios mío! Por cierto, que Tú sabes que lo que surgió de nuestra parte no fue por rivalizar en el poder, ni por procurar los despojos de los bienes efímeros del mundo, sino para proclamar los fundamentos de Tu religión, manifestar la reforma en Tu nación, brindar seguridad a los oprimidos de entre Tus siervos, y para que se cumplan Tus prescripciones, tradiciones y normas.
Si vosotros no nos auxiliáis y no actuáis equitativamente con nosotros, los tiranos se fortalecerán en vuestra contra, y actuarán para apagar la luz de vuestro Profeta.
Nos basta Dios, a Él nos encomendamos, a Él nos volvemos, y a Él será el retorno”.[i]